Por el crónista de Encarnación de Diaz:
Dn.Rodolfo H.Hernandez
Dn.Rodolfo H.Hernandez
El Maleficio de la Lechuza. A pesar de que la Iglesia Católica se ha mantenido vigilante y obstruye todo cuanto Huela a Relajación, la Hechicería se ha practicado en la Ciudad de Encarnación, en secreto y de manera confidencial, trasmitiénd...
ose los conocimientos de generación en generación, prefiriendo la población: ¡No denunciar a la Hechicera por temor a sus represalias! (Fotografía: Mujeres del Pueblo esperando a Porfirio Díaz en 1909, Cortesía FOTO ROMO, Diseño Digital Juan Luis Gómez Covarrubias). Según la Creencia Popular, la Brujería ó Hechicería Local, se distinguió por qué hacían polvos con yerbas venenosas, ponían enfermedades, clavaban monos, hacían amuletos, invocaban al demonio, hablaban con espíritus de los asesinados, volaban como bolas de fuego y tomaban la apariencia de animales, pero fue la creencia en la “Transformación de los Brujos para realizar diversas fechorías”, la que dio a los habitantes del Barrio de España el mote de “Naguales”. Los Pueblos Nahuas, les daban a estos el nombre de “Búhos y tenían por protector al dios Tezcatlipoca que les proporcionaba su ayuda para realizar sus malas artes durante la noche”. Al Barrio de España se le llamaba “Barrio de los Naguales”, pues según dicen: “el temor al Nahual fue empleado por viejos arguenudos, que disfrazados con cupinas de animales, atemorizaban a la gente para que no salieran de sus aposentos en la noche y poder así robar a sus anchas” (Hernández Chávez Rodolfo H., “Entrevista personal” con Don Felipe Romo Mora y Don Ponciano Pérez en 1995). Hace algunos años, la muerte del Padre Abel conmocionó a la Ciudad de Encarnación de Díaz y sus alrededores. Él era un Sacerdote Joven, que en pocos años se vio consumido por el Cáncer. Tras su muerte su tumba se convirtió en un verdadero Santuario repleto de veladoras, fotografías y testimonios obrados por la Milagrosa Intersección del Sacerdote. Sin embargo este fenómeno Mantuvo Cautelosa a la Iglesia, pues en corto tiempo no falto Curandero que tuviera una foto de él. En una ocasión, por el año de 1996 platicando con una joven amiga, ella me comentó que la Fama del Padre Abel se debía a que se le considera “Abogado contra la Hechicería”, porque él murió embrujado. Atónito solté la carcajada y le respondí: ¡que todos sabíamos que su muerte fue de Cáncer!. Ella insistió que el Cáncer le fue puesto en venganza por una Bruja y procedió a contarme la historia. Me dijo, fue el propio Padre quien les platicó a ella y a otras alumnas de la preparatoria donde él daba clases: “que estaba preocupado porque una Bruja andaba dañando a una Señora”, y al ser cuestionado por la existencia de las Brujas contesto: ¡No hay que creer pero de que las hay, las hay!. Según la versión escuchada por mi amiga, en el Barrio de España, tenían pleito dos Señoras y que por eso, a una de ellas la visitaba todas las noches una lechuza que le cantaba amenazantemente, incluso era despertada por animales ponzoñosos y repugnantes, y que seguido veía tlacuaches que le gruñían. Al despertar o después de bañarse siempre encontraba su cuerpo lleno de rasguñones y marcas. Como la lechuza no la dejaba en paz llamaron al Padre Abel, quien preocupado por los sucesos, no dudó en tomar cartas en el asunto y para coger a la lechuza llamó a “Siete Juanes” -La tradición en Encarnación, para capturar una Bruja o Lechuza, consiste en rezar una sucesión de credos mientras se hacen nudos en un cordón, hasta que esta caiga indefensa al suelo. Hoy en día el cordón ha sustituido a los ceñidores que detenían los calzones de manta a los hombres del campo. Este proceso tiene su origen en la Europa Pagana, utilizando los Brujos un lazo o jarreta como insignia de rango y derecho de antigüedad-. Esta amiga me dijo que la captura de la lechuza fue todo un suceso, pues reunidos con oraciones la tumbaron de un mezquite. Ya en el suelo, la lechuza le gritaba al Padrecito que no se metiera, que el pleito no era con él. Pero como el Padre no daba marcha atrás, dicen que la lechuza lo escupió y de allí empezó todo su mal. También ella me contó que sintiéndose enfermo, el Padre Abel recurrió con un “Brujo Bueno” que lo comenzó a curar notándose rápidamente una mejoría. Sin embargo el Brujo le comento al Padre que su enfermedad era de muerte, y que no podía desbaratarla; la única opción era devolvérsela a la persona que le puso el mal y que para eso le pedía su consentimiento. El Padre le pregunto qué ¿Qué pasaría con la Señora a la que se le devolvería el daño? y él le contesto que ella moriría. Sin pensarlo dos veces el Padre dijo que “¡¡¡No, que si Dios había permitido que le pusieran la enfermedad el aceptaba los designios de Dios!!!”. Por esta actitud del Padre, fue que el Pueblo lo comenzó a considerar como Abogado contra la Hechicería. Quedé estupefacto por la distorsión que en pocos años había tenido la Muerte del Padre Abel; sin embargo recordé de una gran mejoría que de repente tuvo durante su enfermedad, que hasta fue nombrado Señor Cura de de Santa María. En ese tiempo, mi Papá era el presidente del Patronato de las Obras Materiales de la Parroquia, y en la casa nos contó que el Señor Cura de Encarnación, reprendió fuertemente al Padre Abel porque andaba yendo a que lo curara un Brujo, pues eso no era digno de un Sacerdote. Lo cierto es que unas mujeres piadosas de Encarnación vieron por el Padre durante su enfermedad, incluso le conseguían remedios naturistas que lograron su repentina mejoría. Luego me entere que el Padre, efectivamente Reunió los Siete Juanes, según me dijo una chica que en esos años cantaba en el Coro Juvenil de donde solicitó la ayuda de varios jóvenes de nombre Juan, ¡que para agarrar una lechuza!. Muchos años después, en el 2005, tuve la oportunidad de platicar con un familiar de la Señora Enferma, quien me platicó que ella había estado muy mala, que la visitaba una lechuza que gritaba muy feo y que ella veía animales que la agredían, pero que solo ella los veía. Incluso este familiar estuvo presente el día que fue el Padre Abel, y dijo que se escuchaban gritos y gruñidos, pero que al igual que la demás Gente del Barrio que se reunió por el escándalo en la calle, ¡no los podían ver!. Aquí es de llamar la atención la supervivencia de las Antiguas Consejas de las Brujas Europeas, pues en el más famoso de los procesos de la Inquisición Española, fue el que se desarrolló en 1609 en Logroño, en el que se narra que habiendo denunciado María de Yurreteguia las Reuniones de las Brujas o Aquelarres ante el Tribunal de la Inquisición, “sintiendo el Demonio los grandes daños que de esta confesión le habían de resultar, puso a todos sus Brujos en distintas figuras, por lo cual María Chipia su Maestra y Tía la llamaba con la mano, haciéndole señas para que se quisiese salir con ellos, y la amenazaban poniéndole el dedo en la frente, jurándola que se la había de pagar si no se iba con ellos, y ella se defendía dando voces y señalando donde estaban los Brujos; mas los que estaban allí no los podían ver, por que el Demonio los había encantado y echándoles unas sombras para que no los pudiesen ver sino la dicha María de Yurreteguia. La invisibilidad, de las brujas y sus animales malignos, también aparecen registrados en Aguascalientes al comenzar el siglo XVIII (AGN, Ramo Inquisición, Denuncia contra Felipa García, alias la Chanona y Clara Mulata esclava, año de 1717). No obstante el desarrollo intelectual de la época, la idea moderna de la Bruja, adquiere sus características principales en los siglos XVII y XVIII, cuando la Iglesia Cristiana trató de aplastar los Restos de Paganismo. Situación que se vio favorecida por la Profesión Médica, quien reconocía en los Brujos a sus Rivales más Peligrosos, pues en todos los países se acudía a la Bruja o Mujer Sabia en caso de parto, quienes además tenían la reputación de aliviar las enfermedades, de dar consejos en las dificultades y de predecir los hechos futuros. De acuerdo con el célebre escritor Octavio Paz, “con la llave del bautismo el catolicismo abre las puertas de la sociedad y la convierte en un Orden Universal, abierto a todos los pobladores”. El Cristianismo definió a las Brujas como aquellas mujeres que asociadas con el Demonio ejercían la Magia contra la Humanidad. Para los italianos y los españoles, el concepto de Bruja, deriva del latín Strix-brix-bruja, que era un Pájaro de Presa Nocturno al que la superstición consideraba “Portador de Desgracias”, con la desagradable costumbre de entrar silencioso de noche en las casas para chupar la sangre y la energía de los niños que dormían. En el Municipio de Encarnación de Díaz el folclore entorno a las lechuzas es muy amplio, se dice que siguen a los que salen de noche, les hablan e intentan meterse a los aposentos para rasguñar y herir a su victimas. Su canto símbolo de muerte, infunde pavor y provoca la sucesión desesperada de credos, oraciones y conjuros como el siguiente: “¡¡¡Ave que cantas de noche, /Ave que duermes de día. / Para que te vayas, / Te rezó el ave María!!!” (Hernández Chávez Rodolfo H., “Las Brujas en el Barrio de España, de Navarra al Rio de Santa María y la Villa de la Encarnación”. Ensayo presentado en el Coloquio de Temas Jaliscienses en Lagos de Moreno, 2009