El Toloache o Yerba del Diablo. No obstante el apogeo de la llamada “Nueva Era”, a quienes practican la “Medicina Popular”, se les cataloga despectivamente como “Curanderos, Yerberos o Brujos”. Carga emocional que daña la reputación de qu...
ien simplemente “da remedios caseros a la gente pobrecita que no tiene para comprar medicinas y van para que los curen”. Se dice: “Pueblo Chico, Infierno Grande”, y efectivamente son frecuentes los pleitos entre los pobladores de los Barrios de la Encarnación, incluso entre familiares, pues es una práctica muy común en contra de enemigos y vecinos, el arrojar escupidas en la puerta, “disque pa´poner el mal”, y como se tenía la creencia de que los Brujos causan enfermedad a través de su brujería, basada en poderes sobrenaturales, algunos Barrios se distinguieron por la fama de sus Brujas y Hechiceras, diciéndose que: “hacían Polvos con Yerbas Venenosas, ponían enfermedades, clavaban monos, elaboraban amuletos, invocaban al Demonio, hablaban con Espíritus de los Asesinados, volaban como Bolas de Fuego y tomaban la apariencia de Animales”. Según la Tradición Popular, para protegerse de los daños: “se persigna el cuarto con agua bendita y se reza”. Se creé que una persona está dañada, cuando “tiene el estomago inflado, comienza a perder la vista y tiene un estado alterado de nerviosismo a causa de alucinaciones en las que ve Animales Terribles”. Siendo solo posible la curación, obligando a quien puso el mal, para que restituya la Salud (Fotografía: Arq. Rodolfo H. Hernández Chávez). Muchas son las historias, que en el transcurso de mi vida he escuchado de labios de la Gente del Pueblo, en las que se contaba, como un familiar, un vecino ó un conocido, había sido víctima de quienes practican “El Maloficio”. Aseguran, que los más diestros en estos menesteres, emplean algo que representa a su víctima ó una prenda para hacer un Muñeco de Trapo que se viste como ella, se “bautiza” poniéndole su nombre con las iniciales pintadas y se le clava espinas o alfileres. Luego “El Muñeco”, se guarda dentro de un Cántaro de Barro que se tapa con Cola de Caballo para garantizar el daño y los trastornos. A este proceso se le llamaba: “Encantariar” pero desde hace unas décadas, al extenderse el uso de la fotografía, se puso de moda el “Poner en Conserva”, colocando la foto de la persona dentro de un frasco con algún liquido. Muchos, son los nombres de quienes se decía que “Encantariaban” ó “Clavaban el Mono”, siendo muy famosa “La Chueca Pascuala”, que vivía por “La Calle de los Mesones”. Ya como Cronista de Encarnación de Díaz, se ofreció a darme información –que “pa´quequede escrita”-, quien investía como “El Nahual”, señalando que: “¡Para Torcer a Alguien, la manera más simple, es dándole de comer o beber alguna Yerba; empleando su poder para influir el temor y las visiones!”. Antes, ya había escuchado yo decir, que: “Las Brujas tomaban la forma de una gallina, y se metían a la cocina para echar sus polvos en la comida”, y que “al conjurarse estas pócimas, se en gusanaban los alimentos”, por eso y para saber más sobre esta “Mítica Yerba, que tiene fama de enamorar perdidamente”, consulté a algunas Amas de Casa, quienes dijeron: “El Toloache Morado, se emplea sus hojas para confeccionar cigarros o emplastos para aliviar la tos convulsiva; las flores incineradas en alcohol y luego pulverizadas, se colocan para sanar las llagas, y los vapores de la cocción de las semillas, se emplean en baños de asiento para curar las almorranas” –información que pude corroborar en la “Herbolaria Mexicana: Variedades Datura inoxia, D. metaloide, D. stramonium”-. Todos mis informantes coincidieron, en que: “Los concentrados de la Planta Verde, descontrolan la mente”, que eran “para enyerbar y matar”. Ahora, viene a mi memoria, la letra de “El Bato Gacho”, que era la canción preferida de Doña Felicitas Sanromán, “La Borrachita del Pueblo”, quien fuera una Bellísima Mujer que hiso historia por sus Artes amatorias: “…por la calle donde vivo se me olvidaba decirte andan enyerbando perro no vallan a confundirte…” Precisamente, muy cerca de mi casa, en varias ocasiones visité a la “Señorita Profesora Doña Chelito Macias”, quien respecto al uso del Toloache, me dijo: “A mí, me tocó saber de un Joven que estaba perdidamente enamorado de una Mala Mujer; nomas quería estar con ella, y como los Papás no lo dejaban salir, ya no quiso comer, tenia frecuentes mareos y visiones, por eso un día el Papá de aquel Joven, tomó la pistola, fue al jacal de aquella mujer y apuntándole con la pistola le dijo: ¡¡¡Ó curas a mi hijo, ó aquí, tú te mueres!!!”. Fue hasta entonces que comprendí, que esta planta, más que enamorar serbia “para Atolondrar” -¿Qué son?, preguntábamos curiosos, y alguien respondía: “¡Tolondrones para los Preguntones!”-. Así, como las Tarántulas, “Atarantan a sus presas”, también las mujeres de los Burdeles, daban a sus clientes Toloache, para atarantarlos, robarlos y mantenerlos a su voluntad. Es por eso, que desde mi niñez, con frecuencia escuché que, cuando alguien “andaba en babia”, “muy empicado con la novia”; enamorado ó distraído, le decían: “Parece que te dieron Toloache”. Toda mi vida oí mentar dicha planta, pero nunca imaginé que en Nuestro Municipio de Encarnación, hubiera tanta variedad de ella; hasta que en una ocasión, supe, que desde Oaxaca, había venido a Nuestro Pueblo para llevarse muestras, “Un hijo de María Sabina”. Interesado en saber la Historia de la Misteriosa Planta, acudí con una de las Curanderas de Nuestra Localidad, quien me habló de las “Propiedades Amorosas del Florijundio”, asegurando que “La Flor Rosa, se pulveriza y se emplea para atraer: a las cuatro y media de la mañana se coloca dentro de la flor los nombres y se pone a secar”. Pude comprobar documentalmente la antigüedad y el uso de esta planta en Nuestra Región, gracias al Archivo General de la Nación, donde se resguarda el “Proceso que el Tribunal de la Santa Inquisición” siguió contra María Francisca de Orozco, de calidad “Coyota”, originaria de la Villa de Lagos, quien se escondió en la Villa de León. Expediente que consulté con la finalidad de preparar la investigación que titule: “Las Brujas en el Barrio de España; de Navarra, al Rio de Santa María y la Villa de la Encarnación” -ponencia que presenté en Marzo del 2010, durante el “Séptimo Coloquio Internacional de Temas Jaliscienses”, celebrado en la Casa de la Cultura de Lagos de Moreno, bajo la dirección del Incansable Maestro Don Mario Gómez Mata-. Con la información recabada, las declaraciones de los testigos y de las victimas que se citaron, el Censor de la Inquisición observó que el proceder de María Francisca, apodada “La Cuetera”, era “común en los sortilegios amatorios según el Tratado de Sortilegios de Pablo Gullando”, y era usado por “hechiceras para ligar y desligar a los hombres”. Según lo registrado, “La Cuetera”, se refería a la variedad de Toloache Blanco, llamándolo “Rosa María”, Yerba a la que consideraba por sus virtudes, como “una Santa llamada Ololiuque”, que según ella, para curar tenía en su casa, y que “trayendo o guardando esta yerba se estaría seguro de maleficio”. Siendo esto una prueba de la “virtud diabólica de esta yerba, para dañar y maleficiar a unos, como para sanar maléficamente a otros”, asegurando que “por medio de tal yerba el demonio acudía a sus llamamientos y por ella lo santificaba”. De la lectura del voluminoso expediente, se desprenden los usos que el Toloache tenía ya en el siglo XVIII, como: “Encantamiento para casarse con el ser amado”; “Remedio para ser querida por los hombres”; para “Provocar el Sueño y la pérdida de la Conciencia”; para “Remover lo ligado”; además de sus propiedades curativas de llagas en los pechos, en las nalgas, y de incordió en la ingle – provocado por el Mal Gálico ó Sífilis-; sin faltar su uso para “Revelación Diabólica de las Cosas Ocultas”. Tenía razón la Señora Alonso, en decir que: “El Toloache era tradición de mas antes”, pues según los censores de la Inquisición, esta Yerba era llamada por los indígenas: “Ololiuhque ó Coaxch, que quiere decir Yerba de Culebras”, y que era usada por los Antiguos Sacerdotes Prehispánicos para recibir de sus dioses las respuestas, de aquí que fuera considerada como un medio de comunicación entre los Hechiceros y el Demonio. Según los primeros estudios científicos de aquella época, se le atribuían propiedades naturales para curar, aunque también se decía que pudiera tener “virtud natural purgativa”, pero que, debido a las supersticiones, se le atribuían cualidades universales y contrariarías que no se encontraban en la naturaleza de la yerba, pues era aplicado tanto para sanar como para matar en todas las enfermedades. Es por esto, que se tenían por Maleficio las reacciones que se le atribuían de ocasionar dolor de cabeza intenso, el repentino efecto de furia, la desazón ó perdida del juicio y la privación de la vida, que eran signo de “Pacto con el Demonio, y de quien concurría en dichos Maleficios” (AGN, Ramo Inquisición, “Proceso contra María Franca de Orozco, por supersticiosa y maléfica”. 1714, Vol. 550, Exp. 334). El Tribunal de la Inquisición argumentó que la fama de estas Mujeres “se adquiría en las villas y comarcas de insigne curandera y hechicera, de cuya suerte todos les temían y por eso las agasajaban”, declarando por ello a María Francisca, tan solo como “Supersticiosa y Maléfica”. Así, con el paso de los siglos, Hechizos y Hechiceras, fueron cubiertos por el polvo del olvido, y su recuerdo mitificado formó parte de nuestras “Consejas Populares”. Hasta que “La Nueva Era”, puso de moda al Antropólogo Carlos Castaneda y la lectura de sus libros -“Las enseñanzas de Don Juan”-, donde a “La Hierba del Diablo, se le relaciona directamente con la Conquista de Poder”. Siendo ahora los Hombres, quienes “Sin inclinar la Cabeza”, podemos “Entrar en Mundos de percepción imposibles de imaginar, para deshacernos del Yo Personal y Volvernos Invulnerables. Solo entonces: ¡¡¡Tras haber recuperado Nuestra Propia Voluntad, ya no, nos importará más el qué dirán!!!
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