"EL PAVO" el camión en el que viajaban nuestros abuelos.........
“El Tata”, “el Pavo”, “el Indio”, “el Clarín”, “la Chata”, “el corsario”… ¿alguien los recuerda? Eran los nombres que tenían los camiones de la Cooperativa.
Eran tiempos en que la imagen del pueblo irradiaba actividad, progreso, economía fuerte aunque los permisionarios dijeran lo contrario pues ellos bien lo sabían.
Sucedió que un grupo de tanhuatenses que sabía de mecánica y de transporte un buen día decidieron que los caminos, malos caminos por cierto, que comunicaban a la cabecera municipal con las comunidades y con otros pueblos, estaban solos y desaprovechados. Entonces decidieron formar una cooperativa que se denominaba PERMISIONARIOS DE AUTO TRANSPORTE TANHUATO y… ¡Vámonooosss!
A recorrer los caminos que llevaban a y de Tanhuato a La Piedad, a Yurécuaro, a Pajacuarán, a Zamora vía Vargas y el Colesio y a Zamora, vía Ixtlán y Vista Hermosa; a Ecuandureo, vía Cieneguillas…
Ahora echando el recuerdo hacia aquellos tiempos se puede valorar el gran servicio que esta actividad propició a esta región. Con toda justicia se puede uno referir a ellos, choferes, mecánicos, permisionarios y las propias unidades como los pioneros del transporte de pasajeros por estas rutas terregosas y llenas de hoyos, ellos fueron los que abrieron brecha con los fuertes camiones que poco a poco fueron dejando entre huizaches y polvaredas, su fortaleza y su tiempo útil de servicio.
Para muchos hasta les ayudaban a saber la hora, pues la puntualidad era cualidad de sus servicios y según el rumbo o el ruido de su motor uno sabía cual era y a dónde se dirigía.
El encendido del motor del camión de las cinco y media de la mañana, era el primero y tempranito salía rumbo a La Piedad, el claxon conocido del “Tata” rumbo a Zamora sonaba por toda la calle de Ocampo a las siete y media de la mañana; el “Clarín” era incansable, desde las ocho de la mañana iba y venía todo el día a Yurécuaro; “el Pavo” a las siete de la mañana raudo y veloz se encaminaba rumbo a Pajacuarán…
Tantas vivencias y tantos recuerdos con estos autobuses, o “camiones” como se les decía sin saber o sin querer hacer la diferencia pues para el común de la gente los otros eran camiones de redilas o más simple “trocas”.
El mantenimiento y reparación que tenían las unidades de esta cooperativa era permanente y tenía que ser rápido, pues no había tiempo de descanso; los rumbos y destinos establecidos apenas podían ser cubiertos.
Se podía ser testigo de ello en el lugar que ocupaba frente a la escuela primaria “David G. Berlanga” en la calle de Isaac Arriaga, ahí se podía ver a los directivos o permisionarios que a la vez se desempeñaban como los mecánicos principales de la Cooperativa: José Sánchez, Jesús Oseguera Marrón, Joaquín Vega, Raymundo Nárez, Manuel Ochoa, Jaime Sánchez. También se podía encontrar a quienes o eran choferes o eran mecánicos o ayudantes de mecánicos como, Jesús Godínez, Trino Marín, Polo García, José Vega, Nacho Ramírez, Abraham, Raúl García Amezcua, Manuel Casillas, Roberto y Jesús Díaz y algunos más.
La competencia y sobretodo la insuficiencia económica que respaldara como necesitaba la Cooperativa, hizo que fuera en decadencia hasta terminar sus días y con ella la presencia activa de esos vehículos, rojo, blanco y azul que surgían del centro del pueblo y como mensajeros se lanzaban a través de los caminos dejando tras de sí una estela de blanco polvo que en la distancia se perdía
AMONOSSSS....
