Judas, reviven fe en Pajacuarán
admin | mar
25, 2013 | Comentarios
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Héctor Múgica /Corresponsal La Voz de Michoacán.
Pajacuarán, Mich.- Esta Semana Santa iniciaron los tradicionales concursos de Judas, en los cuales participan niños y adultos, aunque organizadores comentaron que ahora se busca que la gente no participe para ganar un premio, sino que rescate la tradicional costumbre utilizando vestimentas lo más original posible.
Omar Herrera, investigador e historiador local, comentó que la tradición de los denominados Judas de Semana Santa mantiene un significado muy importante para quienes viven en esta demarcación, ya que anualmente se llevan a cabo celebraciones con estos personajes, considerados ya como típicos de esta temporada de recogimiento.
Respecto a la historia de esta costumbre, Herrera Delgado comentó que para fines del año 1800, el cura Secundino Bautista se presentó en esta localidad para tomar posesión de la parroquia, quien, al ver que la gente natural o indígena de este poblado mantenía muy arraigadas sus costumbres politeístas como danzas en honor a sus dioses, estudió la manera de acercarlos a la religión, lo que consiguió al mezclar sus danzas paganas con el misticismo religioso.
El historiador añadió que la primera vestimenta del Judas de Pajacuarán estaba compuesta por los hábitos sacerdotales como la sotana, el bonete y la sobrepelliz, indumentarias relativas a la religión católica y la máscara, el chirrión y los huaraches, derivadas de las costumbres locales, además de una hermosa mascada que les adornaba la espalda.
“Aquellos añorados Judas eran de temerse, ya que así vestidos de curas salían de noche, por lo que espantaban a la gente de aquellos tiempos”, dijo, ya que todavía no había luz eléctrica, no obstante a agregó que para ese entonces, en lugares bien ubicados, daban lugar al estruendo del chirrión.
“Después de los chirrionazos reinaba una gran calma en el pueblo”, advirtió, al tiempo en que agregó que el cura del pueblo había decidido que de esta forma atemorizaría más a la población y así los habitantes se acercarían a la Iglesia, además cooperarían para las fiestas del pueblo.
El entrevistado afirmó que don Secundino, el cura, había notado grandes habilidades entre los artesanos del pueblo, dado que veía que hacían petates de los telares, además de infinidad de adornos y también trabajaban muy bien el barro con el que hacían ollas, cántaros, tazas, “incluso las trataban con laca, de esta forma los motivó a participar con el personaje del Judas”, en los que añadirían su talento en las máscaras, además de darle creatividad y vida con sus danzas