DR.OMAR HERRERA DELGADO.


Dr.Omar Herrera ,Cronista,Historiador e Investigador,miembro honorario de la S.M.H.A.G., Sociedad Michoacana de Historia,Arqueologia y Geografia S.C. ,a la vez del Consejo de la Cronica de Pajacuaràn,Michoacàn,Mexico.que en el 2009,fue aceptada por el H.Ayuntamiento 2008-2011,se han publicado microhistorias de su pueblo natal,y de sus comunidades a la vez de su región,ademas de investigaciones sobre culturas de mesoamerica,en diversas paginas de la WEB en todo el Estado,llegando a publicarse en prensa escrita en los diferentes semanarios de la region de la cienega y diarios del Estado,como "La Voz de Michoacan,"Cambio de Michoacan","Guia de Zamora","El Sol de Zamora","PROCESO""llegando,en el 2010 al diario español "EL PAIS",donde se publica "el General marquez, el Cura Esquivel y la casa del general",desarrollo la primera comunidad WEB interactiva de Pajacuaran en el 2000 (2000-2008),represento al Estado de Michoacan en un foro juvenil desarrollado en Oaxaca de Juarez en el 2002,fuè representante de su municipio a la vez consejero a nivel regional formando parte de la mesa directiva del SUPLADER,Subcomite de Planeacion y Desarrollo Regional Regiòn 01 CUENCA LERMA-CHAPALA,del 2005 al 2007,abarcando dicho organismo 17 municipios,en el 2008 es nombrado cronista por parte de la Sociedad Michoacana de Historia.En Diciembre del 2008,participa dentro de la semana cultural con el tema "PAJACUARAN EN EL TIEMPO" en los festejos del aniversario 85-86 de Pajacuaran como municipio.Participacion que se volvio a realizar el 28 Marzo del 2009 con el mismo tema,En Junio del 2010,es orador oficial dentro de la celebracion del Aniversario Luctuoso del Lic. David Franco Rodriguez,El 23 de Octubre del 2010,es galardonado con la presea en Arqueologìa "Benedict Warren " por parte de la S.M.H.A.G.,dentro del "TERCER CONGRESO ESTATAL DE LA SOCIEDAD MICHOACANA DE HISTORIA,ARQUEOLOGIA Y GEOGRAFIA"realizado en Pajacuaran,Michoacan,Mexico ,en Enero del 2011,es nombrado "Director de Estudios de la Cronica" dentro de la Sociedad Michoacana de Historia,participando a la vez en el Primer y Segundo "ENCUENTRO DE CRONISTAS" realizados en La Palma de Jesus el 16 de Diciembre del 2010,y el segundo en Jaripo,el 21 de Enero del 2011,ha tenido participacion en la Radio"RADIO IMPACTO en Jiquilpan" ,"La Pantera en Sahuayo"promoviendo y dando a conocer costumbre,tradiciones y gastronomia Pajacuarence,actualmente es miembro de la Asociacion de Cronistas por Michoacan.















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LOS FANTASMAS DE LA IGLESIA POR JOSE LUIS ALEJO CASTILLO.

Investigando, indagando, queriendo saber más de lo qué es la historia de nuestro pueblo, entre más descubrimos sabemos que nos falta mucho por saber, por averiguar, incluido su mismo origen, por lo que cada vez aparecen más documentos, más evidencias, parece que pronto nuestra historia habrá de modificarse, les mostraré, en su debído momento el origen de la tierra en que nacimos, quien la habitó y porqué duro desierta más de 250 años, en este dificíl peregrinar descubrimos otras versiones, otras historias y más relacionadas con nuestro pueblo, hoy con mucho agradó, les presentó esta bonita historia llena de anécdotas y qué sin duda, les hará, volver la memoria qué guardan en ustedes de aquél viejo Pajacuarán.




LOS FANTASMAS DE LA IGLESIA :


Por : JOSÉ LUÍS ALEJO CASTILLO



Absorto miraba las campanas de la torre, enormes, grandiosas, sonoras, allá en lo alto de la torre, en mi tierra Pajacuarán. Su badajo, gran gota de metal, estaba sin movimiento, en espera de que alguien la hiciera sonar contra la gran mole. Nada interrumpía esa admiración que sentía.



Subí a instancias del Sacristán Lencho Pérez, para "llamar" con la campana a la misa de las siete de la mañana. Me encantaba sobremanera el sonido que producía cuando la hacía tañer y se escuchaba diáfana, cristalina, sonora en toda la población y creo que mucho más allá de mi tierra.



A mis ocho años de edad sufría para mover los badajos, atados a un lazo que llegaba hasta mis manos. Esperaba que el gran reloj diera las siete de la mañana, mientras tanto miraba a los lejos esas tierras de sembradío que hay en la ciénaga de Chapala y más allá el gran lago de Chapala, que durante el tiempo de lluvias nos hacía padecer porque amenazaba con desbordarse, por la abundancia de agua. Para evitarlo los soldados se llevaban a los adultos para reforzar los bordos con costales de arena. Confieso que me daba mucho miedo que las aguas llegaran hasta mi casa.











Pajacuarán en otro tiempo fue una isla y ahora se ubica lejana de Chapala, que ha perdido agua, hay tierra que en otro tiempo fue propiedad del lago y aún más, está contaminado. Me cuentan que en Jamay, Jalisco, nacieron 25 niños deformes porque consumieron peces contaminados. Mi hermana Lucía tiene el estudio en Guadalajara, Jalisco y nadie hace caso a sus investigaciones, mucho menos en nuestro estado natal, Michoacán.



Veía con mucha atención las campanas, mientras que recordaba la historia o leyenda que hay de esa torre. Me cuenta mi madre que ahí un niño, cuando era construida la torre, cayó al vacío y perdió la vida, con gran pesar el pueblo le lloró profundamente y no dejaron de rezar por el pequeño, que seguramente como yo, quería estar muy cerca del cielo, de los ángeles y alejado de la tierra, ahí donde la gente se ve chaparra como si fuera hormiga.



La leyenda de los pajacuarenses refiere que este niño, convertido en ángel cuida celosamente la torre y las campanas, además señala que ahí habrá de permanecer durante todo el tiempo necesario hasta que otro niño pierda la vida en el campanario y tome el lugar que ocupa este angelito.



A mi corta edad no comprendía cabalmente esta historia y mucho menos me daba miedo que fuera yo quien ocupara el lugar del niño muerto hace más de 70 años, sin embargo fue ahí, en ese momento cuando me ocurrió una de las experiencias más extrañas en mi vida, que cuento por primera vez,



El badajo, recuerdo muy vívidamente, el badajo comenzó a moverse de un lado para otro, como si una mano, que no veía yo, lo estuviera preparando para hacerlo estallar contra el bronce. No daba crédito a lo que pasaba.



"Talán....talán....talán".....sonó por tres ocasiones.



En ese momento sí sentí mucho miedo y mucho frío. Recordó rápidamente la historia del campanario y entonces me acurruqué debajo de la campana, miré hacia arriba y entonces una lechuza salió de su escondite y cruzó la torre para perderse en otro lugar del templo de San Cristóbal, como se le conoce.



Así me quedé inmóvil, en espera de que el reloj sonara las siete de la mañana. Las escuché con mucha atención. Tome los lazos de las dos campanas e inicié el ritual de llamar a misa. El ritmo lo conocía desde los seis años cuando mi madre Josefina logró que fuera acólito y desde entonces me gustaba subir a la torre, por las viejas escaleras de madera, todo de madera, hasta la tarima donde uno llegaba y desde ahí impulsar los badajos para sonarlas.



Mi éxtasis terminó cuando concluí la encomienda y con la inquietud de mis años, bajé hasta donde están las cúpulas en la parte alta. Vi, a través de un hoyo el interior del templo y con la cara hacia el cielo, me quedé observando el azul intenso celestial. Cerré los ojos y aseguro que pude ver a ese niño ángel muerto hace más de 70 años, que me sonreía y saludaba.



LOS FANTASMAS NOCTURNOS



Hoy, como adulto, sé que cuando es uno niño tiene todas las chacras limpias y que uno puede ver los muertos, convertidos en fantasmas. A mí siempre me impactaron las imágenes de los santos, porque, juro, los veía moverse, sobre todo cuando amanecía y no prendía las luces del templo.



Era como cuando uno ve los espejismos, que ve cómo las imágenes se mueven y como si adquirieran vida. En la parte alta había pinturas de los cuatro evangelistas y admito que me quedaba viéndolas hasta que se movía y adquiría vida. A nadie se lo conté porque seguramente me iban a tildar de loco.



En especial, no recuerdo la fecha específica, los feligreses llevaban mucha fruta al templo para que estuviera durante toda una noche y al día siguiente, bendita, la retiraban a sus casas. Nosotros como acólitos nos quedábamos para vigilar por la fruta, cuando en realidad lo que pasaba es que nos dábamos terribles comilitonas frutales a costa de la creencia de la gente.



Bernabé y Pancho, mis amigos acólitos, formaban parte de las travesuras y comíamos los mejores frutos. En la sacristía nos quedábamos a dormir y "vigilar" la fruta, pero en la noche sucedió algo muy extraño.



Una figura oscura, como de una mujer, fue vista que salía de la notaría y cruzó toda la sacristía. Abrí los ojos como pude, mientras que sentía mucho frío en todo mi cuerpo. Mis amigos estaban dormidos, como muertos, yo mientras tanto en la oscuridad, iluminada por algunas velas que toda la noche permanecían prendidas observaba esa extraña danza de fantasmas.



No quería ni moverme, porque el miedo me tenía paralizado de terror. De nueva cuenta miré a esa mujer que regresaba, pero ahora más cerca de donde estábamos nosotros. Pude ver todo, menos su rostro que tapaba con un rebozo oscuro, a su paso dejaba un olor a azufre extraño.



Mientras tanto yo rezaba lo que mi madre me había enseñado: "ángel de mi guarda, dulce compañía, te encomiendo mi alma, de noche y de día"...pero por más intenso que rezaba esa imagen de la mujer volvía a pasar. Y no lo veía de reojo, sino que de frente estaba ahí como retándome.



Moví a Pancho para que despertara, pero fue en vano, porque finalmente nunca me ayudaron en esos momentos.



A las cinco de la mañana había que despertarse para llamar a "misa primera" y como era el único que no pudo pegar los ojos, me levanté y fui a dar una vuelta por donde estaba la fruta, en estado de bendición y entonces sí me acerqué lo más que pude al altar para dar una "vistita" y lo único que alcancé a ver es de nueva cuenta que las imágenes de pasta, adquirían vida. La verdad es que el miedo terminó por vencerme y prendí todas las luces del templo.



Craso error porque cuando llegó el padre Benito, un sacerdote "cascarrabias" que cuando confesaba terminaba voz en cuello condenando y mandando al infierno a los penitentes, ante el estupor de la feligresía que escuchaba claramente cómo el dictamen condenatorio era el fuego infernal, reprendió mi actitud de prender la luz a deshoras de la noche. Lógicamente que no le expliqué el motivo de mis miedos y todo lo que en la noche me había acontecido.



A mi madre Josefina le conté que no pude dormir, pero le oculté el terrible regaño del padre Benito, que me mandó a "descansar" por una semana, a mi me pareció interminable esos siete días, simplemente le dije a mi mamá que tenía descanso.



A mi regreso preparé mi venganza: mezclé chile molido de árbol con el incienso, para que llegado el momento y cuando éste fuera depositado en las brazas del incensario provocara la tos del padre. Así sucedió en la misa "cantada" y cabe decir que no solo tosió el padre, sino que todos los feligreses se llenaron de tos. El resultado fue el fiel cumplimiento de la venganza, pero me despidieron por un mes y mi madre completó el cuadro con unos azotes que todavía recuerdo ahora........



Algo más del autor..



JOSÉ LUÍS ALEJO CASTILLO:

Licenciado en Ciencias de la Comunicación,fue reportero de los periódicos Noticias, La Voz de Michoacán, Diario de Morelia, fundador de El sol de Morelia, corresponsal de Televisa, conductor y director de programas radiofonicos de noticias “Al Descubierto” en cadena Rasa, “Radar” en la XEI, “Hoy Día Stereomia” , “La Z en la Noticia,conductor en CB Televisión.

Gano el premio estatal de periodismo hace algunos años.







Responsable de esta publicación Dr.Omar Herrera Delgado.

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